septiembre 2008
No pierdas nunca tu capacidad para asombrarte. Hola qué quizá no conozcas.
La vida en un avión está garantizada por la creación artificial en el interior de la cabina, de una atmósfera parecida a la del nivel del mar. Para poder mantener la presión en la cabina en ese nivel prefijado hay que «insuflar» aire en el interior del avión mediante aire comprimido, que se extrae de los motores. Dicho aire se utiliza, además, para regular la temperatura en el interior de la aeronave. Ello se consigue mezclando este aire caliente con una cantidad variable de aire del exterior, obteniendo así una temperatura de confort de alrededor de los 23º C. Finalmente, el aire presente en el habitáculo se hace recircular a lo largo del mismo, con el objeto de economizar combustible.
Aunque son hechos muy raros, no quiero asustar a nadie, se pueden dar fallos en el sistema de presurización que pueden dividirse en dos clases. Los debidos al funcionamiento defectuoso de algún elemento que provoque una reducción gradual en la presión del aire en la cabina, y los producidos por desprendimiento, por ejemplo de una ventanilla, de una sección de parabrisas, de una puerta de emergencia o, en general, por algún tipo de desgarro en el fuselaje, y en los que la presión en el interior de la cabina desciende súbitamente.
Mientras la anomalía gradual puede ser controlada con procedimientos «normales», y sin demasiada urgencia, el segundo de esos fallos, denominado descompresión explosiva, no porque la causa sea una explosión, sino porque las señales, estampido y vapor se le asemejan, requiere una reacción inmediata de los pilotos. Estos deben realizar un descenso de emergencia hacia capas donde la atmósfera sea respirable mediante una rápida maniobra. De no hacerlo los ocupantes podrían morir de frío o asfixiados en poco tiempo ya que la temperatura a la altura de vuelo puede ser inferior a -50ºC y la cantidad de oxígeno en el aire insuficiente para sobrevivir.

Imagen.

Quizás, la avería más espectacular relacionada con la descompresión explosiva, fue la registrada el 28 de Abril de 1988 por un Boeing 737-200 de Aloha Airlines (a la que pertenecen las fotos).

No pierdas nunca tu capacidad para asombrarte. Hola qué quizá no conozcas.

Pocas personas tienen la suerte de poder nadar junto a un ejemplar de ballena franca. El fotógrafo Brian Skerry es una de esas personas. Junto con su equipo (el buzo que se ve en la foto es su ayudante Mauricio Handler) viajó hasta Nueva Zelanda para obtener fotos tan espectaculares como esta. Tan sólo quedan unos pocos centenares de estos gigantes en el Atlántico Norte, sin embargo su número no para de crecer en las aguas del Pacífico Sur.
Foto nationalgeographic. Vía Darkroastedblend.
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Huntinton Beach en la década de 1930.

Quizá a más de uno le sorprenda, pero una de las mayores exportaciones del sur de California durante los últimos cien años ha sido, además de las películas, el petróleo. En 1865 se descubrieron allí los primeros yacimientos del valioso líquido, en un área cercana a San Francisco lo que comenzó a atraer al oeste de los Estados Unidos a hombres ambiciosos en busca de fortuna y una nueva vida. Sin embargo, la mayor parte de las ingentes cantidades de petróleo permanecían por descubrir un poco más al sur, cerca del todavía pequeño pueblo costero de Los Angeles. Y aún tendrían que pasar algunas décadas para ser halladas.

No fue hasta 1892 cuando un buscador de oro poco afortunado (hasta aquel momento) llamado Edward L. Doheny y su socio Charles A. Canfield construyeron la primera torre de prospección petrolífera del sur de California.
Según cuenta la leyenda, Edward L. Doheny estaba en el centro de la ciudad de Los Ángeles cuando se cruzó con un carro cuyas ruedas estaban recubiertas de alquitrán. Cuando preguntó al hombre del carro cómo había llegado el alquitrán a sus ruedas, este simplemente señaló en dirección noreste. Doheny y Canfield examinaron la zona y pronto descubrieron el ansiado oro negro. Debieron perforar hasta una profundidad de 140 metros para encontrar lo que buscaban realizando así la primera prospección del Los Angeles City Oil Field.

El boom del petróleo acababa de comenzar. La población de la ciudad de Los Angeles se duplicó entre 1890 y 1900, y era seis veces mayor en 1910. En 1900, el estado de California producía 4 millones de barriles. En 1910, esta cifra llegaba a los 77 millones. Los campos de prospección producían a su máxima capacidad.

Signal Hills. Fotografía aérea de 1930.

Un caso insólito fue el de Signal Hills, el mayor campo de prospección de California en los años 20. Allí se descubrió petróleo después de que la empresa dueña del terreno lo hubiese dividido y vendido en parcelas con fines residenciales. Los nuevos propietarios pronto dejaron de construir casas para levantar torres de prospección (o, si podían, ambas cosas). Las parcelas eran en algunas zonas tan pequeñas que las bases de las torres de madera se tocaban entre sí formando así verdaderos bosques de torres de prospección. Este hacinamiento poco le importaba a los dueños de los terrenos, la mayoría de los cuales se hizo rico en poco tiempo.

Feininger, Andreas (1906-1999) - 1948 Oil Field Near Long Beach, California
Campo de extracción cerca de Long Beach, California, 1948

Este rápido crecimiento de pozos y habitantes provocaba situaciones en las que la convivencia entre ambos se hacía difícil. El desarrollo de las ciudades a menudo se topaba con torres de perforación. Nadie ponía en duda quién tenía preferencia sobre el lugar, el asfalto con que se construían las carreteras provenía de los pozos que se interponían en su camino.

Torre de perforación petrolífera en California
Hermoso boulevard con decoración propia de la zona

En 1928, cuando la fotografía inferior fue tomada, los aficionados a la playa de Huntington Beach, situada al sur de Los Ángeles, compartían espacio con varios cientos de torres de perforación. A menudo los bañistas se quejaban de los pozos ya que no era raro que la brea se pegase a su ropa y toallas.Tras ser descubierto petróleo en esta ciudad de Orange County, la población creció de 1.500 a 5.000 personas en menos de un mes.
 

Estas torres fueron durante años parte inseparable del paisaje del sur de California, pero hace un par de décadas comenzaron a desaparecer. Casi 30.000 pozos petrolíferos se cerraron en este estado durante los ochenta y comienzos de los noventa porque el bajo precio del crudo impedía compensar los altos costes de extracción. En su lugar proliferaron viviendas, y sobretodo, centros comerciales. Aunque no han dicho la última palabra ya que amenazan con volver.

+Información e imágenes: Priweb.org, The Washington Post, Katrina Doerner.


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Leo, el último león de la Metro Goldwyn Mayer

El 21 de septiembre de 1927 se estrelló en Arizona un avión fletado por la Metro Goldwyn Mayer. El aparato, un Brougham modificado, debía llevar de Los Ángeles a Nueva York a una de las estrellas de la compañía, reclamada para cumplir ciertos compromisos publicitarios. En el accidente no hubo víctimas, pero al llegar los bomberos al lugar se llevaron una buena sorpresa. La estrella que viajaba en el avión no era otra que Leo, el león emblema de la Metro, un felino al que durante toda su vida le persiguió la mala suerte, o la buena según se mire. Porque Leo no solo salió ileso de este accidente de avión sino que también sobrevivió a dos accidentes ferroviarios, un terremoto, un incendio y una inundación. De hecho, ya el barco que lo trajo a EEUU estuvo a punto de naufragar en el Atlántico. Aunque lo cierto es que, si nos ceñimos a los hechos, todos estos accidentes no le ocurrieron a Leo, o mejor dicho le ocurrieron a cinco Leos diferentes. Porque sí, no hubo un único león de la metro, hubo nada menos que cinco.
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Ayer se cumplieron siete años del ataque a las torres gemelas del WTC. Hasta aquel nefasto día el edificio más alto jamás derribado, de forma controlada eso sí, era el edificio Singer, que curiosamente estaba situado a menos de 200 metros del lugar que ocupaban las torres neoyorquinas.

La cúpula del edificio Singer en primer término con el edificio Woolworth al fondo

Pero empecemos con su construcción. El proyecto para ampliar las oficinas centrales de la empresa Singer, en Broadway, comenzó en 1902 cuando la exitosa empresa de máquinas de coser compró las propiedades colindantes al norte y al oeste de su edificio con el objetivo de construir una nueva sede en el mismo lugar que ocupaba la antigua.
El arquitecto, Ernest Flagg, proyectó inicialmente un edificio de treinta y cinco pisos pero en Singer pronto se dieron cuenta de que, con esas dimensiones, enseguida se les quedaría pequeño. Se embarcaron entonces en un proyecto más ambicioso que llevaría a la construcción del edificio más alto jamás visto hasta la fecha.
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Tal vez hayas oído alguna vez esto: si redujéramos La Tierra al tamaño de una bola de billar sería más lisa que esta. ¿Pero es verdadero?. A los datos nos remitiremos.

Vale, primero, ¿cómo de lisa es una bola de billar? Según la World Pool-Billiard Association, una bola de billar (pool) tiene 2,25 pulgadas de diámetro (5,715 cm), con una tolerancia de +/-0,005 pulgadas (0,127 mm). En otras palabras, la bola no debe tener ningún hoyo o protuberancia de más de 0,005 pulgadas. Por tanto la proporción entre ambas medidas es 0,005/2,25 = 0,00222.

La Tierra tiene un diámetro de aproximadamente 12.735 kilómetros (de media, ya que como es sabido no es una esfera perfecta). Usando la proporción de arriba, La Tierra sería una bola de billar aceptable, obviando que no es una esfera perfecta, si no tuviera protuberancias (montañas) u hoyos (fosas) de más de 12.735 kilómetros x 0.00222 = 28,3 kilómetros.

Ya vamos intuyendo la respuesta. El punto más alto de La Tierra es la cima de Mt. Everest, con 8,85 kilómetros. El punto más profundo de La Tierra es la fosa de Las Marianas con, aproximadamente, 11 kilómetros de profundidad. Por tanto ¡está dentro de las tolerancias! Por una vez, la leyenda urbana es correcta. Si encogiéramos La Tierra hasta el tamaño de una bola de billar, sería más lisa que esta.
 
En el siguiente gif podemos ver el tamaño del Everest comparado con el de la Tierra. Extraído de este magnifico vídeo de @tweetsauce, y visto en Reddit.


Esta y otras curiosidades de nuestro planeta en Ten things you don’t know about the Earth.
Actualización: El artículo completo traducido al castellano en Fogonazos.
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Tengo que decir que los mapas en general me gustan, y los mapas superpuestos me gustan particularmente. Este tipo de mapas aportan un punto de vista diferente y transmiten gran cantidad de información que sería complicada ver de otra manera. Os dejo dos ejemplos.

Como seguramente ya sabréis, antípoda se define como el habitante del globo terrestre que, con respecto a otro, mora en el lugar diametralmente opuesto.
Pues sorprendentemente, o no tanto, parece que es muy complicado que alguien sea tu antípoda. De hecho muy pocos pueden (o podemos) decir que justo en el otro extremo del mundo hay tierra firme.
En el siguiente mapa puede contemplarse cómo Nueva Zelanda se dibuja como antípoda de la Península Ibérica o cómo buena parte de sudamérica se sitúa en las antípodas de Extremo Oriente. Por el contrario, la mayoría de las demás tierras emergidas no tienen "compañeras" antipódicas emergidas, sino sólo agua.

En este otro ejemplo se puede ver América del Norte superpuesta sobre Europa (o viceversa, sin favoritismos). Se pueden comprobar las enormes distancias entre ciudades de EEUU. Por ejemplo, la distancia entre Los Ángeles y Boston es la misma que entre Marruecos y Georgia. Este mapa en concreto respeta la latitud. Así podemos comprobar que Nueva York, de estar en Europa, sería probablemente una ciudad de clima mediterráneo ya que se encuentra a una latitud muy próxima a la de Madrid, o que México sería básicamente un desierto. Esta diferencia de climas para la misma latitud es debida, en gran parte, a la corriente del golfo. Esta corriente asegura a Europa un clima cálido para la latitud en que se encuentra e impide la excesiva aridez en las zonas atravesadas por los trópicos en las costas orientales de América como, por ejemplo, México y las Antillas.