Corría el año 1942, la guerra comenzaba a torcerse para el Reich, cuando en las altas esferas del gobierno alemán se discutían las formas de golpear a Gran Bretaña con métodos alternativos. Un ataque de tipo económico podría resultar definitivo a un asilado Reino Unido, un golpe inesperado que podría tener desastrosas consecuencias en su enemigo para el devenir de la guerra.
Los ingleses siempre se han tomado muy en serio y han manejado con especial cuidado su economía, por lo que un certero golpe en esa área sería muy doloroso e irreparable para ellos. En el Departamento de Sabotaje de los servicios de seguridad del estado alemán, a alguien se le había ocurrido la idea, años atrás, de quebrar la economía británica inundando el mercado con una enorme cantidad de papel moneda británico falsificado. Himmler tomó en sus manos la idea y se la propuso a Hitler. Alemania estaba sintiendo los efectos del enorme gasto que significaba la guerra en el Frente del Este y en África, por tanto las divisas fuertes que se obtendrían con la venta de moneda falsa, fortalecerían la economía del Reich. Se mataban pues dos pájaros de un solo tiro.

Operación Bernhard Krüger 
Falso papel moneda británico elaborado por los nazis. Imagen

Se encargó a un coronel de las SS, llamado Bernhard Krüger la ejecución de este plan y para ello se creó en el Cuartel de las SS en Berlín, una oficina que serviría como sede de la operación. Krüger comenzó a trabajar en ello; primero se dirigió a la oficina de numismática del Reichsbank con el objetivo de reclutar expertos para desarrollar el plan pero no encontró suficientes con el nivel de preparación requerido. Himmler le propuso entonces que buscase a judíos especialistas en el tema. La tarea de seleccionar a los judíos que fueran expertos calígrafos y técnicos en impresión de tintas fue ardua. Finalmente, Krüger escogió a 140 judíos con experiencia en imprentas, coloristas, caligrafistas, dibujantes y contadores. A estas personas las SS las clasificó como trabajador altamente esencial y se les concedieron ciertos privilegios como la exención de sus vidas.


Bernard Krüger,ejecutor de plan

Muchos fueron reclutados en el Campo de Concentración de Sachsenhausen donde se estableció el centro de operaciones. Estaba en marcha la «Unternehmen Bernhard» u «Operación Bernhard» en español, que llegó a contar con un equipo de 142 expertos en la fabricación de billetes falsificados, entre ellos el famoso Adolf Burger, apresado por la Gestapo por falsificar documentos de identificación personal para comunistas en Bratislava y enviado a Auschwitz.

Los billetes falsificados alcanzaron un grado de réplica muy cercana a la perfección y solo un ojo muy experto podría sospechar de su falsedad. Uno de los planes originales era lanzar los billetes desde un avión, presumiendo que la mayoría de las personas se quedarían con los billetes y muy pocos los entregarían a las autoridades. Eso fue descartado, porque a largo plazo les permitiría a los británicos controlar la situación y no involucraba al mercado financiero internacional.
Los primeros «paquete» fueron repartidos entre las embajadas alemanas y consulados alemanes en Turquía, España, Suecia y Suiza donde fueron introducidos con amplio éxito en las economías locales. Más adelante, se usó la maquinaria para falsificar dólares, en billetes de 50 y 100.

Pasados varios meses se descubrió el plan. Un banco turco pagó a un comerciante unas 60.000 libras esterlinas que él mismo, sin saberlo, introdujo a través de un banco suizo hasta llegar al banco de Inglaterra, donde por casualidad fue descubierta la falsificación.
Detectada la enorme falsificación de libras esterlinas el gobierno británico optó por hacerse el desentendido y permitir que el Banco de Inglaterra aceptara los billetes falsos como legítimos y que también pagara con ellos en los mercados internacionales con el objetivo de salvaguardar la economía británica. De esa forma, las libras esterlinas falsas circularon en todo el mundo conjuntamente con las verdaderas y Churchill tomó la decisión de mantener el asunto como secreto de Estado.
Avanzada la guerra y ante el acercamiento del frente de batalla, la fábrica de Sachsenhausen fue transferida a Schlier-Redl-Zipf en Austria, cerca al Campo de Concentración de Mauthausen-Gusen. Más tarde, a principios de 1945, fueron cambiados a Ebensee donde al llegar las fuerzas estadounidenses, el 5 de mayo de 1945, los prisioneros, incluyendo el personal de falsificadores, fueron liberados. Se dice, sin que hasta hoy se hayan encontrado pruebas contundentes (o que tal vez están celosamente guardadas), que los billetes falsificados que no habían sido puestos a circular, fueron llevados en cajas al lago Toplitz, cerca a Ebensee y al lago Traunsee cerca a Linz, ambos en Austria, donde terminaron hundidos. Pero el hecho real es que muchos billetes falsificados continuaron circulando en Inglaterra durante años, lo que causó que el Banco de Inglaterra eliminara progresivamente todos los billetes mayores de £5 y no los reintrodujo hasta entrados los años 60 cuando puso en circulación billetes nuevos de £10, en 1970 de £20 y en 1980 de £50.
Vía exordio.

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