Ayer se cumplieron siete años del ataque a las torres gemelas del WTC. Hasta aquel nefasto día el edificio más alto jamás derribado, de forma controlada eso sí, era el edificio Singer, que curiosamente estaba situado a menos de 200 metros del lugar que ocupaban las torres neoyorquinas.
La cúpula del edificio Singer en primer término con el edificio Woolworth al fondo
Pero empecemos con su construcción. El proyecto para ampliar las oficinas centrales de la empresa Singer, en Broadway, comenzó en 1902 cuando la exitosa empresa de máquinas de coser compró las propiedades colindantes al norte y al oeste de su edificio con el objetivo de construir una nueva sede en el mismo lugar que ocupaba la antigua.
El arquitecto, Ernest Flagg, proyectó inicialmente un edificio de treinta y cinco pisos pero en Singer pronto se dieron cuenta de que, con esas dimensiones, enseguida se les quedaría pequeño. Se embarcaron entonces en un proyecto más ambicioso que llevaría a la construcción del edificio más alto jamás visto hasta la fecha.
Cartel publicitario de Singer de 1908 mostrando las edificaciones más altas de la época.
A la cabeza de ellas su fabulosa sede de Nueva York.
A la cabeza de ellas su fabulosa sede de Nueva York.
La construcción del Singer Building comenzó en 1906 y en 1908, con 187 m y 47 pisos, se convirtió en el techo de Nueva York, que por aquel entonces era decir el techo del mundo.
Vista aérea de la torre del edificio Singer (imagen izquierda). Panorámica de Manhattan con el edificio Singer a la derecha (imagen derecha)
La imponente torre del edificio en su emplazamiento del 149 de Broadway
Vista del edificio Singer desde la calle a finales de la década de 1950 (izquierda) y en proceso de demolición, en 1967 (derecha).
Por desgracia su reinado como edificio más alto del planeta fue efímero, duró tan solo un año. En 1909 fue sobrepasado por el Metropolitan Life Insurance Company Tower, también en Nueva York, con 213 metros de altura. Veinticinco años después ya sólo ocupaba el puesto 17º entre los edificios más altos de Manhattan.
Más de medio siglo después de su construcción los dueños de Singer decidieron desprenderse de su flamante rascacielos de Manhattan. El edificio, una joya del estilo Beaux-Arts, fue vendido en 1964 a la United States Steel. Sus nuevos dueños pronto concluyeron que el edificio no era rentable ya que la mayor parte de sus pisos se encontraban en la estrecha torre, con planta cuadrada de sólo 20 metros de lado. La solución era sustituirlo, y para ello, antes habría que destruirlo.
Su demolición comenzó en agosto de 1967 mientras, a escasos metros, el futuro World Trade Center comenzaba a levantarse. En lugar de aquel bello edificio, que un día fue el techo del mundo, se construyó una moderna torre con un espacio útil 5 veces mayor, el One Liberty Plaza, que alberga en la actualidad las oficinas administrativas del Nasdaq, Goldman Sachs y el Bank of Nova Scotia entre otras grandes empresas.
Solar dejado por el edificio Singer donde se ubicaría el One Liberty Plaza
Vista del One Liberty Plaza desde la torre 2 del WTC, 1996. Flickr.
Tras los ataques del 11-S el One Liberty Plaza quedó seriamente dañado y también estuvo a punto de ser demolido. Finalmente, tras varios estudios estructurales, el Liberty pudo mantenerse en pie y evitar así la suerte de su predecesor.
Una pena que lo derribaran. Con las leyes de protección de edificios históricos hoy probablemente no habría pasado. No es que me encantase el Singer pero creo que era más bonito que el funcional One Liberty Plaza.
ResponderEliminarTendrá 5 veces más superficie útil, pero no tiene la belleza del otro. Es una pena.
ResponderEliminarYo pense que las torres gemelas tambien habían sido derribadas de modo controlado... ¿no era más normal que se cayeran hacia un costado, o que no se hicieran polvo?
ResponderEliminarLa verdad es que durante los primeros años del siglo XX, la carrera en Nueva York por tener el edificio mas alto se convirtió en todo un objetivo de las empresas, que pretendían dar así una imagen de poderío económico.
ResponderEliminarUna pena, el Liberty es mucho mas feo, enhorabuena por el blog
ResponderEliminarPues sí, también me parece bastante más feo el Liberty, pero al precio del suelo en la zona era un auténtico lujo desperdiciar tanto espacio. Se entiende pero sigue siendo una pena sí. Un saludo.
ResponderEliminarPues a mí también me parece pero mucho más bonito el edificio Singer que el actual, pero también es cierto que me suele gustar más lo antiguo que lo moderno. Uff, creo que debo empezar a preocuparme.
ResponderEliminarEn esta entrada... bueno, en esta no, en una que saldrá publicada hoy de madrugada
ResponderEliminarhttp://inzitan.blogspot.com/2008/09/crtica-battle-royale-i.html
Se habla de la segunda parte de Battle Royale, que todo hay que decirlo es bastante mediocre, pero sale al cuento de que en ella se simula la voladura de siete o ocho torres de forma simultanea en un ataque terrorista. De siempre un edificio alta... muy alto tiene mucho mas importancia que lo meramente arquitectonico... es un símbolo... y claro, en las guerras los símbolos son los primeros que sufren los ataques del enemigo... en fin... menos mal que está en pié... es bastante mas bonito que las fatídicas torres.
Un saludo excelente blog, te tengo un enlace RSS desde el mio.
Un saludo.
--Al principio del artículo habláis del "ataque a las torres gemelas". Por favor, mirad esto, el vídeo puede ser un poco largo, pero a mi me mantuvo sin poder pestañear. Es escalofriante como fundamentan que NO fue un atentado, sino que todo estaba preparado.
ResponderEliminarhttp://www.911truthmadrid.org/
Era un edificio precioso. Vaya lástima que lo demoliesen. La torre era mucho más artística que el edificio que la sustituyó, pero bueno... es el progreso
ResponderEliminar¿no?
No
ResponderEliminarEl edificio es muy bello a comparacion de el ahora,ojala que hagan una reconstrucción pero corrigiendo los errores
ResponderEliminarPor culpa del capitalismo salvaje, New York va perdiendo su identidad, con estos artísticos y bellísimos rascacielos victorianos siendo eliminados y sustituidos por simples cubos de cristal va perdiendo el toque artístico que la diferenciaba de proyectos sin alma como Shanghai o Dubai.
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