El síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de un secuestro, o la persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. Este comportamiento era ya conocido y estaba documentado antes de ocurrir los hechos que le dieron su nombre. La pregunta que le puede asaltar a un es, entonces, ¿Por qué Estocolmo? El Síndrome fue así bautizado después de un famoso robo al Kreditbanken en Norrmalmstorg, en la ciudad sueca de Estocolmo.
La gente a menudo se sorprende de sus propias reacciones psicológicas. Las personas que han padecido depresión, a menudo se asombran cuando recuerdan que han pensado en matarse. Los pacientes que se recuperan de graves trastornos psiquiátricos, habitualmente se quedan atónitos al recordar sus síntomas y sus conductas durante el episodio.

El síndrome de Estocolmo, como la mayoría ya sabe, es un estado psicológico en el que la víctima de un secuestro, o la persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. Este comportamiento era ya conocido y estaba documentado antes de ocurrir los hechos que le dieron su nombre. Había sido observado, por ejemplo en campos de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial. La pregunta que le puede asaltar a uno es, entonces, ¿Por qué Estocolmo?

El Síndrome fue así bautizado después de un famoso atraco, en concreto el robo al Kreditbanken en Norrmalmstorg, en la ciudad sueca de Estocolmo, como cabría esperar. El 23 de agosto de 1973, un delincuente armado con una ametralladora entró en el banco de la capital escandinava. Blandiendo su arma, Jan-Erik Olsson, fugado de prisión poco antes, anunció a los aterrados empleados del banco que "La fiesta acababa de empezar". Estaban siendo objeto de un atraco, pero no un atraco más, sino uno, aunque ninguno de los implicados todavía lo sabía, que pasaría a la historia.


En los planes del delincuente todo debía suceder deprisa para salir de la sucursal lo antes posible, pero lo que en su mente parecía un robo perfecto pronto se complicó. Antes de poder salir con el botín la policía ya se hallaba a las puertas del banco. Olsson exigió entonces que se llamase a su amigo Clark Olofsson (delincuente habitual desde los 16 años), a lo que gobierno y policía accedieron con la intención de que ejerciese de enlace con el exterior. En ese momento, ambos delincuentes ya se habían visto forzados a tomar cuatro rehenes, tres mujeres y un hombre, y a mantenerlos atados con dinamita en una cámara acorazada del banco. Así estarían durante las 131 horas siguientes, tiempo que durarían las negociaciones. Durante ese tiempo los secuestradores llegaron incluso a hablar con en presidente del país Olof Palme.


La policía, después de varios intentos fallidos de entrar por la fuerza en el banco y tras unas tensas negociaciones para liberar a los secuestrados que se habían estancado, se vio obligada a usar gases para forzar la rendición de los secuestradores. La táctica del gas funcionó y la rendición se produjo, finalmente, el 28 de agosto sin ningún herido. Pero durante la salida de secuestradores y secuestrados se produjo un hecho insólito. Para sorpresa de todos, una de las víctimas se despide besando a uno de sus captores. Nadie da crédito a lo que estaban viendo.
Durante los seis días de cautiverio las víctimas habían sido retenidas, amenazadas y maltratadas. A pesar de ello, defendían con ímpetu a sus captores. En sus entrevistas en prensa se hacía evidente que apoyaban a los dos secuestradores y a lo que realmente temían era a los agentes de la ley que fueron en su rescate. Los rehenes habían llegado a pensar que los secuestradores estaban en realidad protegiéndoles de la policía. Incluso durante el juicio, tiempo después de los hechos, se negaron a testificar contra los delincuentes.


El término, síndrome de Estocolmo, fue usado por primera vez por el criminólogo Nils Bejerot, quien ayudó a la policía durante el robo e hizo alusión a este nombre durante una entrevista para un informativo.

Uno de los casos más conocidos de esta enfermedad es el de Patricia Hearst, nieta de un multimillonario norteamericano, que desarrolló el síndrome después de su secuestro por parte de la organización política-militar "Ejército Simbionés de Liberación" (SLA) en febrero de 1974. Poco después, el 5 de abril de 1974, fue fotografiada con un rifle de asalto durante el atraco de una de las sucursales del Banco Hibernia. Más tarde se supo que había cambiado su nombre por el de Tania y se había comprometido con las ideas del SLA.




Pero como a menudo sucede, el estado psicológico contrario también existe. Es el llamado Síndrome de Lima. En él los secuestradores se vuelven más compasivos con la situación y necesidades de los rehenes.
El síndrome se definió tras la toma de rehenes en la embajada Japonesa en Lima, Perú, donde 14 miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomaron a cientos de rehenes en una fiesta en la residencia oficial del embajador japonés en Perú. El secuestro comenzó el 17 de Diciembre de 1996 y terminó el 22 de Abril de 1997.
A los pocos días de su comienzo, los militantes liberaron a la mayoría de los rehenes, despreocupándose por su importancia, incluyendo al futuro presidente de Perú , Alejandro Toledo, y a la madre del presidente de aquel entonces, Alberto Fujimori.

Fuentes: Obvius, La segunda puerta, cepvi.

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12 comentarios:

  1. Tambien existe el síndrome de Copenhague, donde personas de otros países simpatizan o justifican a torturadores de otro:
    http://www.elpais.com/articulo/internacional/Colombia/sindrome/Copenhague/elpepiint/20080106elpepiint_2/Tes

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  2. No tenía ni idea de lo del síndrome de Lima...me acuerdo de aquella historia y de como los militares entraron a saco y acabaron con todos los secuestradores a pesar de que algunos de ellos se habían rendido.

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  3. @Jape, no lo conocía. Menuda rivalidad nórdica ;)
    El enlace que mencionas es muy interesante. Gracias por la aportación.

    @Miski, me acuerdo del secuestro de la embajada y tampoco sabía que había dado origen al nombre de un síndrome. El post iba atratar solamente sobre el de Estocolmo pero indagando sobre él encontré que en varios sitios se mencionaba el de Lima. Me pareció curioso y le hice un huequecito.

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  4. Si es el mismo suceso que recuerdo, Alberto Fujimori era el presidente, así que no pudo ser liberado. ¿Me equivoco?

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  5. No te equivocas.
    Tampoco dice eso el post.

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  6. Sí,son reacciones incomprensibles, al fin y al cabo el cerebro es un gran desconocido.
    Lo contrario ocurren con las madres que sufre algún tipo de depre-postparto profunda, rechazan a sus bebés, a algunas incluso hay que alejarlos de ellos.
    Es una reacción al revés.

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  7. Muy interesante, tan increible como cierto. Pienso que todo es producido por el miedo, llegando a ocasionar en la victima un descontrol de la situación. Al igual que ocurre con las mujeres maltratadas. El miedo crea autenticos estados de schock.
    Además como dice el refran,si no puedes con el enemigo, unete a él.
    Saluditos amigo

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  8. Nuestras cabecitas piensan cosas raras... muy raras...

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  9. Discrepo Josete..

    ..creo que el miedo es circunstancial. Cuando te privan de lo más personal...la libertad, te lo están quitando todo. Y cuando no tienes nada, cualquier regalo, de cualquier persona aunque sea tu secuestrador, te hace sentir rico. Lo paradójico es que la llave de tu libertad la tiene tu captor y eso lo hace tan poderoso que hasta una sonrisa suya genera expectativas...y al tiempo empatía..

    Excelente entrada David.

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  10. Completamente de acuerdo Kurioso, pero dentro del ambiente que tu mencionas, existe un miedo escénico que crea una confusión,y como tu dices una simple sonrisa genera expectativas. Luego el miedo es el principal factor del sindrome de Estocolmo.
    Por cierto Kurioso, soberbia tu última entrada.

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  11. Buena entrada, desconocía lo de Estocolmo la verdad de donde provenia.

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  12. Respecto al Sindrome de Lima hay una anécdota simpática: El 29 de diciembre de 1996 se firmó la paz en Guatemala y casualmente se encontraba un diplomático guatemalteco dentro de la embajada.

    Tal y como se indica en el post, los captores poco a poco empezaron a ceder y entregar a rehenes por lo cual dispusieron que como forma de congraciarse con el pueblo guatemalteco decidian liberar a este diplomatico.

    Lo risible del asunto fue que en búsqueda de protagonismo (absurdo, por cierto) el citado diplomático de nombre Jose María Argueta al salir dijo: Yo debo de regresar para apoyar a los demás embajadores!

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